La profunda de la Punta de la Mona es, sin duda, la inmersión emblemática de La Herradura. La principal razón para realizarla es que en esta montaña submarina habita, a partir de los 30 m, el coral candelabro “dendrofilia ramea”. Este coral posee una pigmentación especial que hace que lo veamos rojo-anaranjado sin necesidad de iluminarlo. Además es posible el encuentro con grandes peces, ya que los “apartamentos de lujo” de la Punta de la Mona están entre los 30-40 m de profundidad.
Se trata de una inmersión en la que a veces hay corriente, que se intensifica entre los promontorios y pináculos de la montaña. Habrá que tener precaución en este sentido, sobre todo los días con alto coeficiente de marea.
Descripción de la Inmersión
Un poco antes de llegar a la punta, observamos una enorme grieta en el acantilado que da la impresión de dividir la montaña en dos y que es la referencia para el comienzo de la inmersión. Aquí, el fondo se encuentra a 17 m, pero bajamos sólo a 5m de profundidad y empezamos a avanzar, dejando la pared a la derecha, rumbo sureste. En pocos minutos. pasamos el cabo y seguimos avanzando por la cima de la montaña, ganando profundidad poco a poco. Cuando llegamos a los 18 m, nos dejamos caer a la derecha, a una especie de “bancal” a 25m de profundidad. Seguimos avanzando y nos encontramos con un gran promontorio a la izquierda. Aquí es habitual avistar al abadejo dominante de la zona, vestido de llamativos colores verde y amarillo.
A la derecha, dos enormes pináculos a 30 m de profundidad donde es posible el avistamiento de peces luna, águilas marinas, seriolas, dentones y pargos. Seguimos descendiendo por el cañón que se forma entre los dos pináculos. Llegamos a los 36 m de profundidad. A la derecha, una gran grieta en la pared habitada por un enorme congrio, alguna brótola y un mero de unos 15 años. Un poco más adelante otra gran grieta a 40 m de profundidad donde solemos encontrar un enorme mero, congrios, morenas y brótolas. Por encima de esta grieta invertimos el rumbo y avanzamos ahora con la pared a la izquierda. Es aquí donde encontramos un espectacular “bosque” de coral candelabro, con numerosos “anthias” entre sus ramas rojo-anaranjadas y sus pólipos blancos.
Vamos subiendo poco a poco, entre bancos de mojarras y sargos de buen porte. Avistamos también varios pulpos, alguno de gran tamaño. La pared está ricamente tapizada y podemos disfrutar de su microfauna y de numerosos ceriantus, espirógrafos, esponjas, ascidias, erizos y estrellas de mar.
Ya en 5m de profundidad, nos metemos en la grieta que nos sirvió de referencia al comienzo de la inmersión.
Terminamos el buceo rodeados de fredis, doncellas y otros lábridos y disfrutando de un paisaje espectacular.
Fotografías:
Marcos González (Boychi)
Rafael Fernández
Enlaces:
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